El “Polo” Quinteros y el recuerdo del Clausura 2001: “Pellegrini es un fuera de serie”

El ex delantero rememoró su paso por San Lorenzo, elogió al entrenador y relató los mejores momentos de una etapa gloriosa del «Ciclón».


Por Federico Giannetti.

Jorge “Polo” Quinteros llegó a San Lorenzo con 25 años, después de un paso por el Mallorca de España, pero los imponderables que tiene el fútbol atentaron contra su posibilidad de rendir al máximo en el “Ciclón”. Arribó en medio de la recuperación de una lesión compleja y él mismo afirma, al día de hoy, que no pudo mostrar todo lo que tenía para dar. Sin embargo, además de su exitosa carrera, hay algo de lo que sí puede jactarse el ex delantero: en su breve paso por el club, se consagró campeón del Clausura 2001 con el equipo récord del “Ingeniero” Manuel Pellegrini, para quien sólo tiene palabras de elogio.

El “Polo”, que debutó en un triunfo por 3 a 1 frente a Racing el 20 de agosto del 2000, disputó 32 partidos y anotó cuatro goles con la camiseta azulgrana, en un plantel que estaba repleto de poderío ofensivo y donde, remarca, hasta era complicado asegurarse un lugar en el banco de suplentes. En diálogo con Proyecto Boedo, Quinteros recordó aquella época gloriosa, habló del chileno y de sus compañeros y repasó las mejores anécdotas de un grupo inolvidable.

¿Cómo se dio tu llegada a San Lorenzo?

Yo estaba en Mallorca, pero no me había ido bien ese año, a los tres meses me lesioné y a los siete me operé de pubalgia. Oscar Ruggeri me llamó doscientas veces para que vaya a préstamo, yo no estaba en forma pero me convenció y me vine. El club fue hermoso, la pasé bárbaro, salimos campeones con un muy buen grupo.

¿Ya conocías a Ruggeri?

No, lo había enfrentado pero no tenía relación con él. Insistía que me quería en el plantel y me vine, aunque estaba haciendo la recuperación y la verdad es que no estaba en condiciones. Yo nunca había tenido esa lesión y me costó bastante. Cuando me sentí bien, que fue el segundo semestre, ya mi cuenta estaba en rojo. Estaba el “Bernie” Romeo y Abreu, súper afilados.

Había grandes nombres en el ataque de ese plantel, alguna vez dijiste que hasta era difícil ir al banco de suplentes…

Nosotros teníamos el mejor plantel lejos, para mí era el mejor de todos. Hasta Guillermo Franco jugaba de delantero, imagínate que había chicos que ni tenían la chance de jugar. Eran Romeo y el “Pipa” Estévez en el torneo, que se apuntaba más ahí, y Abreu y yo en la Copa Libertadores. Pero era un equipo muy fuerte en todas las líneas.

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Había muchos juveniles que después llegaron muy lejos, como Saja, Erviti, Romagnoli, Coloccini, etc. ¿Te sorprendió la carrera que hicieron o era algo cantado?

Se veía, sí. Fijate que “Pipi” era titular y Erviti también, y eran pibes en un equipo de hombres. También estaba Mario Santana, muy buen jugador que hizo su carrera en Italia. En ese San Lorenzo, Morel Rodríguez, Pusineri y a veces Guille Franco, estando en condiciones, quedaban afuera del banco. Pestañabas y quedabas afuera, era muy competitivo.

En ese momento, como en la actualidad, San Lorenzo tenía problemas económicos y al plantel se le debía mucho dinero. Sin embargo, dentro de la cancha defendían la camiseta como pocos y llegaron a quedarse con el título, ¿Por qué?

Yo creo que tiene mucho que ver el técnico. Es como una familia, cundo vos ves que tu hijo o hija está mal, no podés venir a agitar con tus problemas, tenés que tranquilizar. Bueno, el DT supo hacer eso. Un tipo muy educado y realmente preparado, Manuel supo llevar bien el grupo. Yo lo vi en Madrid cuando representaba jugadores y me dijo que se acordaba del “Coco” Ameli, el capitán, que le había dicho: “Usted tiene buenas ideas, pero acá estamos llenos de quilombos”. Pero Manuel dio vuelta todo y después no lo podía parar al “Coco”, quería hacer más y más. Un fuera de serie Pellegrini.

Cuando llegó fue muy cuestionado, ¿Ustedes tuvieron algún tipo de prejuicio?

Lo miramos de reojo, complemente. No sabíamos quién era, lo único bueno que traía era que sabíamos que lo habían recomendado “Pipo “Gorosito y el “Beto” Acosta, dos tipos importantes. No sabíamos nada de él, la primera charla fue típica de técnico mentiroso. “Son todos importantes para mí”, dicen todos, pero después los sobrepasa la realidad y no tienen la capacidad de ver a todos los jugadores, se concentran en doce o trece. Manuel tuvo la capacidad de hacer todo lo que dijo en esa charla, increíble. Hasta nos había dicho que si no cumplía con su palabra, teníamos permiso de ir y decírselo. Por algo llegó donde llegó y se mantuvo tantos años en Europa, que no es fácil siendo sudamericano.

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¿Es verdad que Pellegrini les anticipó la derrota de River en la previa del triunfo de San Lorenzo contra Argentinos?

Sí, fue tremendo. El loco nos sentaba a principio de semana y decía que teníamos que trabajar mucho para estar bien, porque River iba a ganar y nosotros también teníamos que hacerlo. Siempre lo mismo, hasta que un día dijo: “Esta semana es tremendamente importante porque River va a dejar puntos, es nuestra oportunidad”. Y fue así, el tipo tenía un estudio de cuántos minutos tiene que jugar un futbolista para no correr riesgos de lesión, él ya sabía las estadísticas y River jugaba el torneo y la Copa Libertadores con los mismos jugadores. Me acuerdo que se lesionó D´Alessandro y Manuel ya sabía que iba a pasar. Yo aprendí muchísimo de él, vi cosas que no había visto nunca.

Siempre elogias mucho al grupo y contás que la pasaban verdaderamente bien…

En la despedida del “Pipi” nos encontramos y era como si los hubiese visto ayer, cuando habían pasado más de 15 años. Creo que esa sensación la tuvimos todos, los del 2001 nos sentamos en una mesa y estábamos todos juntos, así fue como vivimos esa etapa. Nos llevábamos realmente muy bien, teníamos las cosas claras y con el técnico también.

¿Quiénes fueron los tres mejores compañeros en cuanto a lo futbolístico que tuviste en ese plantel?

Sería injusto, aunque no tengo puesto cassette (Risas). Uno lo tiene que nombrar porque lo más lindo que tiene el fútbol es el gol y “Bernie” Romeo fue el goleador, un monstruo. Romagnoli también la rompió, cuando salía él, el equipo siempre bajaba el nivel. Pero te soy sincero, sería injusto. El tercero son los otros nueve jugadores (Risas). ¿Sabés lo que era Michelini? O Rivarola, que la rompió hasta que se lesionó, Tuzzio, un gran capitán como el “Coco” Ameli, que tenía muchísima personalidad, y en el arco estábamos súper cubiertos con Campagnuolo y Saja desde que debutó.

¿Qué recuerdo tenés de la hinchada de San Lorenzo?

Lindo, exigente como toda hinchada pero tuvieron seis meses de fiesta desde que agarró Manuel, porque no perdimos nunca (Risas). El último partido no podía dar la charla técnica porque concentrábamos abajo de la popular y desde que abrieron el estadio, chau. Creo que muchas horas antes ya estaba llena la popular, me quedaron recuerdos hermosos, de respeto, que eso siempre me gustó. Me respetaron mucho a mí y yo a ellos, aunque no se me dio como yo quería. Son cosas que pasan, a veces lo veo a Oscar, que somos vecinos, y le digo “cómo te fallé”, pero puede pasar.

¿Y cuál es el recuerdo más lindo que tenés de tu paso por San Lorenzo?

No te puedo sorprender, porque fue cuando toco el silbato el árbitro y se coronaron seis meses extraordinarios con Unión. No tuve la suerte de entrar, pero fue la coronación de algo maravilloso. Fue una verdadera cosa de locos.


Próximamente, segunda parte de la entrevista con Jorge “Polo” Quinteros.

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