Octubre, un mes revolucionario…

Octubre representa para las revoluciones sociales el punto de inflexión en el calendario. La justicia social encarada por Juan Domingo Perón en la década del 40 en nuestro país incluyó con derechos al mundo de los trabajadores o, en el plano internacional, la Revolución rusa derrocó un orden social establecido y lo condujo en vías al socialismo. Por ello describiré a las presidencias del club en las dos primeras décadas del nuevo siglo y su comportamiento; si éstas llegaron para realizar un cambio revolucionario o, en su defecto, modificar aspectos en la vida de la institución.

La primera presidencia del nuevo siglo correspondió a Fernando Miele. Con más de una década en el gobierno, su último mandato comprendió el trienio 1999 a 2001, por la agrupación “Nuevo Rumbo Sanlorencista”. Su frase a la salida de la presidencia fue: «Dejo el club como una Ferrari». Su carácter de gobierno personalista y verticalista finalizó sin poder reelegir un sexto mandato: los problemas económicos, el alejamiento del técnico Manuel Pellegrini, campeón vigente, y sobre todo la venta de la imagen del club de manera privatizadora a  la firma ISL con cláusulas confidenciales en el acuerdo, generó tres manifestaciones de socios e hinchas para impedir el acuerdo. La consigna «San Lorenzo no se vende», el 30 de noviembre de 2000 se consagraría como el día del hincha y el fin de la era Miele.

Para las elecciones al periodo 2002 a 2004 el ganador fue Alberto Guil, un empresario agropecuario y de la construcción, creador de los supermercados “Norte”. Llegaba fuera de la política del club bajo la línea de la agrupación “Movimiento de Reconstrucción Sanlorencista”.  Guil expresaba: «Voy a aportar mi experiencia y manejo empresario para superar el caos institucional. Me gustan las dificultades, la situación es más grave de lo que pensamos. Tenemos que salvar al club; somos el tercer club grande del país». Completó el mandato sin revertir los problemas económicos y con el termómetro futbolístico a la deriva, en medio de períodos de licencia y disputas políticas con su vicepresidente Rafael Savino.

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Rafael Savino, vice de la gestión saliente con el apoyo de la AFA de Julio Grondona y Esteban De Luca (representante en la Confederación Sudamericana) se convirtió en presidente por la agrupación “Movimiento de Reconstrucción Sanlorencista” para el periodo 2005 a 2007 y reeligió mandato en el trienio 2008 a 2010. En la toma de su primer gobierno, declaró: «No dudé en ganar, pero pensé que iban a ser elecciones más cerradas. Me siento identificado con la gente; va ser un club de puertas abiertas, vamos a escuchar todas las ideas, vamos a empezar a ordenar. Todo lo vamos a conseguir juntos». En la primera etapa, el slogan de gobierno fue «ganar el campeonato económico». En su segundo mandato, con apoyo de grupos inversores (y el centenario de la institución) apostó en lo futbolístico sin grandes resultados. Además de la nulidad de grandes obras, el final de la gestión sucumbió en su economía al perder apoyo inversionista. Savino creó la figura de un dirigente conciliador y dedicado en todos los aspectos de la institución; el «Rafa», como lo llamaban paternalmente los jugadores, perdió su impronta a la hora de saldar las deudas económicas de seis años de mandato.

Carlos Abdo, por la agrupación “Vamos San Lorenzo”, ganó las elecciones para el trienio 2011 a 2013. Empresario proveedor de la publicidad estática del club, armó su gobierno con dirigentes con pasado en la institución. Su gestión económica agravó las condiciones que traía la entidad de la pasada administración; y en lo futbolístico, el club llegó al borde del abismo de caer a la segunda división. Una fractura en  la coalición produjo la interrupción del gobierno en 2012. Abdo declaró a su salida: «No sigo porque le iba a hacer un daño grave al club. No tenía una plataforma de gente que me acompañara, la comisión directiva no estaba conmigo. No fue un golpe de Estado; Julio Grondona me aconsejó que me retirase».

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Mediante una Asamblea Extraordinaria, Matías Lammens se convirtió en el sucesor de Abdo y completó el mandato hasta 2013. Participante en la política del club, comerciante y abogado, ganó las elecciones por la agrupación “Siglo XXI” para el período 2014 a 2016. Sus primeras palabras fueron: «El contacto con la gente es clave. Hay que escuchar al socio, al hincha que va a la cancha. Ahí te das cuenta de las necesidades, si uno no está con la gente hay cosas que se te escapan». Lammens, apoyado por Marcelo Tinelli en la vicepresidencia, dispuso de agentes externos que le permitieron una tregua en materia económica. En lo futbolístico consiguió resultados estimables, recibiendo además el impulso de la gesta popular de la Vuelta a Boedo y conducirla en adelante. Reelecto para el período 2017 a 2019, la paz económica se esfumó durante el segundo gobierno; desavenencias con el vicepresidente le restaron margen de maniobra y el retorno a Tierra Santa se desaceleró durante los siete años de gestión. Su salida a la política nacional como ministro de Turismo y Deportes dejó una desaprobación en su gestión y un halo de aprovechamiento del club como plataforma política. Sin embargo, continúa en forma testimonial en Comisión Directiva como vicepresidente.

El último presidente electo es Marcelo Tinelli, por “San Lorenzo Siglo XXI”. Periodista y empresario televisivo, fue vicepresidente en los dos períodos de Lammens. Con la reforma estatutaria que amplió el mandato a cuatro años, gobernará el club de 2020 a 2023. Su declaración en la asunción fue: «El deseo de toda la gente es el estadio en Avenida La Plata. Redoblaremos los esfuerzos por aquello que nos pide la gente: volver a Boedo cuanto antes y tener un equipo competitivo. Mi primera medida será llamar a la unidad. Este es un San Lorenzo inclusivo, de puertas abiertas, y todas las ideas son bienvenidas». A poco de llegar al primer año de gobierno, el saldo de su gestión respecto a la Vuelta a Boedo sigue a la espera de la devolución de zonificación para iniciar las obras del estadio “Papa Francisco”. El parate del fútbol profesional, pandemia mediante, iniciará el proyecto futbolístico de su gestión al final del mes de octubre.

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Conclusiones: 

Durante estos veinte años de gestión en el nuevo milenio, se pueden observar repetidas particularidades del proceso hegemónico dirigencial en la institución:

Dos presidentes reeligieron mandato: Savino y Lammens.

Dos llegaron por fuera de la política del club: Guil y Abdo.

Dos asumieron cargo luego de ser vice: Savino y Tinelli.

La AFA de Julio Grondona se involucró e intervino en procesos dirigenciales: apoyando a Savino en su primera candidatura, acompañando la salida de Abdo y permitiendo el ingreso de Lammens y Tinelli a la conducción del club.

La constante inestabilidad económica en la institución es la variable común de estas seis presidencias hasta el presente.

Se descapitalizó el fútbol profesional. Se liquidaron a bajo monto valores juveniles del club; no existió en continuo un proyecto de inferiores vinculado a la primera y la incorporación de jugadores por grupos inversores (con diferente dueños en los porcentajes) sumado a la cantidad de técnicos de primera con ideas diversas, iniciaron ciclos sin continuidad de una línea futbolística: Mariano Soso es el exponente de esta política en el fútbol.

Desde la dirigencia el discurso de unidad fue repetido hasta la demagogia: todos, incluidos los socios, participarían en el progreso del club.

Se generó en estas décadas una casta de dirigentes que frenan y obstaculizan un recambio político ocupando cargos en las sucesivas presidencias.

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La institución fue sumida por las dirigencias a ser el partenaire en la mesa de los grandes del fútbol, sobre todo del binomio hegemónico en cuanto a los ingresos por televisión y publicidad y el espacio en medios gráficos y televisivos. El discurso de la dirigencia de “Somos el tercer grande», enervaría hoy los ánimos de nuestros padres fundadores si estuviesen con vida.

«La única verdad es la realidad«. Cito al general Perón; su eje de la tercera vía hacia la independencia política y económica puede ser la respuesta reformista en el club, si los socios son incluidos masivamente en la realidad institucional, contrapesando a la casta dirigente, participando y tomando decisiones. El presente muestra que el socio está invisibilizado y asiste como espectador a las acciones que toma la dirigencia. A pesar que el número de socios fue in crescendo en cada una de las elecciones respondiendo a la cita democrática, estos se encuentran apartados de los hechos.

Y después de Tinelli, ¿qué sigue en 2024? Todo indica en su figura, ser el último exponente de la hegemonía de la casta de dirigentes de los últimos 20 años.

Cito a uno de los mayores teóricos de la Revolución Rusa, León Trotsky, en su manuscrito «Ahora qué hacer»: «Debemos hacer la historia en el campo de nuestras acciones políticas sin cometer apología de ello».

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La pelea por reconquistar los destinos del club desde la dirección moral que fue recuperar Avenida La Plata y volver a Boedo, inició una etapa en la que los socios, hinchas y socios refundadores deberán luchar contra esta casta dirigencial, que una vez en el poder cerró los caminos directos de participación. Es tarea ardua y titánica; dicha casta no se irá sin dar batalla. Las Sociedades Anónimas son (y quedó demostrado en el pasado) la contraofensiva en detrimento de los socios. Actualmente, un gobierno de gerentes domina cada uno de los departamentos de la institución, en contraposición a lo que exactamente un siglo atrás Antonio Scaramusso, el Padre Massa y los Forzosos forjaban nuestra grandeza en Avenida La Plata.

Desde Tierra Santa llega la respuesta para disputar la supremacía hegemónica. Habrá que reconocer estos problemas, concientizarse como legítimos dueños del club, prepararse y asumir el momento de una nueva etapa. Que los destinos de la institución vuelvan a ser conducidos por los socios de a pie; el reloj de los tiempos marca la hora del amor por volver para siempre a Boedo, Avenida La Plata con el Gasómetro.

Dejo constancia de este análisis del club en el comienzo del siglo, para que sea comprendido por las futuras generaciones cuervas que dentro de algunas décadas en adelante sabrán si  la revolución triunfó y se coronó o si continuaremos navegando en un presente sin futuro.

Hacia el horizonte caminamos por donde dejamos nuestra huella y buscamos delante para concretar nuestros sueños.

Por Alberto Zuliani

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