Félix Benito: “La muerte de Mirko no la logré superar nunca, empecé a mirar al fútbol de otra manera”

El ex jugador de San Lorenzo recordó a uno de sus mejores amigos desde sus comienzos en las Divisiones Inferiores del “Ciclón”. “Me dolió mucho, hubo un antes y un después en mi vida”, dijo sobre aquella tarde del 4 de abril del 2000.


El ex jugador de San Lorenzo, Félix Benito, recordó a uno de sus mejores amigos desde sus comienzos en las Divisiones Inferiores del “Ciclón”, Mirko Saric, y aseguró que lo sucedido aquella tarde del 4 de abril del 2000, cuando la joven promesa azulgrana decidió ponerle fin a su vida, fue un acontecimiento que generó “un antes y un después” y lo llevó a “mirar al fútbol y a la profesión de otra manera”.

En diálogo con Proyecto Boedo, Félix rememoró la amistad que unía a esa camada de juveniles, quienes debieron sobreponerse a la inesperada y dolorosa pérdida de Mirko para seguir adelante.

¿Cómo era tu relación con Mirko?

A Mirko lo conocí en 1987 o 1988, él jugaba con una camada muy importante de jugadores y yo estaba en el Torneo Recreativo organizado por el club, mi sueño era estar con los fichados en AFA. Una vez se hizo un selectivo y fuimos a jugar contra ellos. Obviamente, el partido terminó 11 a 0 a favor de los del club, pero a partir de ese día pude quedar fichado. Ahí lo conocí, primero como un rival y después empezamos a forjar una amistad.

¿Cómo lo describirías?

Era un pibe muy carismático, muy simpático. Cuando no lo conocían, se hacía odiar un poco porque siempre todas las miradas iban hacia él, llamaba mucho la atención y no sólo como jugador, también su personalidad. A partir de ahí, estuvimos siempre juntos. Era un grupo de amigos muy grande con el “Pipa” Estévez, Diego Figueroa, Matías Ortiz, Leandro Zárate, y muchos chicos de la categoría de Martín, el hermano, donde estaba Bruno Calabria y “Figurita” Antonelli, entre otros. Nos juntábamos fuera de lo que era el fútbol y la pasábamos muy bien, pero siempre Mirko era el que llamaba la atención.

Mirá también: Mirko Saric, el ángel caído

Muchos dicen que era una persona introvertida pero vos, siendo muy amigo de él, pudiste conocer su otra versión…

Sí, yo hablo desde lo personal y por cómo era con todos los chicos que teníamos la misma edad que él. Después, con el plantel profesional, obviamente era otra persona. Nosotros éramos jóvenes, teníamos 17 o 18 años. Con compañeros como Ruggeri, Galetto, Passet, Gorosito o el “Beto” Acosta, si vos querías sobresalir, te ubicaban (Risas). Ahí Mirko bajaba un poco el perfil.

Martín nos contó que a Mirko las injusticias del mundo le dolían muchísimo, que no le entraban en la cabeza, ¿Alguna vez notaste algo similar?

Con el diario del lunes, uno empieza a analizar episodios y seguramente algunas cosas a él le afectaban muchísimo más que al resto, como un insulto de un plateista a un chico que se había criado en el club. Decía “¿Cómo puede ser? Me crié acá, conozco todos los rincones, me equivoco en una jugada y este me insulta”. También, en sus últimas épocas, había tenido un incidente con el auto y esa persona, al verlo jugador de fútbol, ya quería sacar una ventaja que quizás en otro ámbito no pasa. Esas cosas le hacían mal.

¿A qué te aferraste para superar un golpe tan duro e inesperado como lo sucedido aquel 4 de abril del 2000?

Sinceramente, aunque no lo saben muchos porque no suelo hablar del tema, no lo logré superar nunca. Después de lo de Mirko empecé a mirar al fútbol y a la profesión de otra manera, nunca la pude disfrutar al máximo. Me dolió mucho, hubo un antes y un después en mi vida.

Mirá también: Martín Saric y el recuerdo de Mirko: “Mi hermano no entendía las injusticias, no le entraban en la cabeza”

¿Qué fue lo que te hizo repensar en cuanto al ambiente del fútbol?

Quizás uno, cuando es chico y es hincha de un club, dice muchas veces “con esta camiseta jugaría gratis” o “daría la vida”, y después, cuando ves situaciones como la de Mirko, pensás diferente. Obviamente no fue el detonante un insulto de un plateista, que no se malentienda, pero el hacerte tanta mala sangre por cosas que no valen la pena, te afecta y podés terminar mal. A partir de ese momento empecé a tomarme las críticas de otra forma y al fútbol como una profesión  y no como una pasión.

Ahora formas parte del cuerpo técnico de Atlético Rafaela, ¿Lo ocurrido te llevó a pensar el aspecto psicológico de otra manera en el trato con los jugadores?

Cambió mucho ahora lo que es el fútbol juvenil y el profesional en cuanto a los cuerpos técnicos. Antes era el entrenador, el ayudante de campo y el profe, hoy dentro del staff del club tenés psicólogos y hasta psicopedagogos para los chicos de inferiores. En nuestra experiencia personal, cuando vemos jugadores o situaciones que nos llaman la atención, automáticamente nos acercamos, nos encerramos en el vestuario y no dejamos que se vaya con el problema a su casa. Tratamos de involucrarnos y de poder ayudar en lo que podamos al futbolista. Es bueno para los cuerpos técnicos comprometerse con la vida del jugador, aunque no quiero decir que el técnico que se desliga de lo personal esté mal. A nosotros nos gusta involucrarnos y poder llegar un poco más allá de lo deportivo. A la larga, esos jugadores también terminan dando un plus a la hora de rendir.

Martín te nombraba como uno de los mejores amigos de Mirko, ¿Cómo es tu trato con la familia?

Mirko, el “Pipa” y yo estábamos juntos todo el tiempo. Después de que Mirko falleció, es como que ese lugar lo ocupó Martín, es un hermano más, el hermano menor que adoptamos. Con personalidades totalmente diferentes, porque Martín es un tipo avasallante, no le importa el qué dirán y va al frente con todo. Con la familia quedó una relación muy buena, no el trato de ir a almorzar todos los fines de semana a la casa, pero siempre hay algún mensaje de cariño. Son grandes personas.

En cuanto a la faceta futbolística, ¿Creés que  la carrera de Mirko hubiese tenido techo?

En ese momento no tenía techo, se remarcaba que tenía una similitud muy importante con Fernando Redondo, no sólo por la forma de jugar, también por el físico y su zurda. Era un jugador fino. Cuando estaba en la cresta de la ola, en una Copa de Verano en Mar del Plata, vos lo veías y él se reía de lo que pasaba. En ningún momento se mareó con eso, le sacaba provecho y lo disfrutaba al máximo.

¿Qué es lo que más extrañás?

Cuando pasó el tiempo y profesionalizamos nuestras carreras, había cosas que ya no podíamos repetir, como jugar los sábados en Inferiores y después salir a la noche a divertirnos a algún boliche, que generalmente era La Embajada, en Caballito. Amanecer el domingo divirtiéndonos todos juntos, es un momento que lo volvería a vivir. Esa faceta de seguir el recorrido después de los partidos, era inigualable y se extraña.

Por Federico Giannetti.

Mirá también: Bernardo Romeo: “Mirko Saric era un pibe excepcional, tengo un gran recuerdo de él”

3 comentarios

Deja un comentario