Fernando Kuyumchoglu, docente del fútbol: una vida ligada a la pelota

Una carrera meteórica lo llevó a estar en el foco de todos los flashes con 15 años y vistiendo la camiseta de la Selección argentina. Debutó en la Primera de River, pero poco a poco dejó de disfrutar del fútbol y las presiones vencieron a la pasión, al punto de ver el retiro como una liberación. Fernando Kuyumchoglu lleva una vida ligada a la pelota y supo reinventarse para compartir su experiencia con miles de chicos que buscan cumplir el sueño de ser futbolistas.

En diálogo con Proyecto Boedo, el coordinador de las Divisiones Inferiores de San Lorenzo repasó los inicios de su carrera, analizó el proceso de formación de los juveniles y la actualidad del club. Psicología, educación, resultados, presente y futuro, entre otros ejes, en una charla a fondo con un docente del deporte.

¿Cómo fue convertirse en una revolución con la Selección Sub16 en el Sudamericano de 1985?

Como experiencia fue muy buena en todo nivel. De ser chico y jugar un partido de sábado con solo familiares, a pasar a llenar la cancha de Ferro con Ecuador, hasta terminar jugando una final con Brasil con 55 mil personas, estar perdiendo dos veces, darlo vuelta y salir campeones. No es común en el fútbol el vivir tantas alegrías tan inmediatamente. Me ha servido para lo que hoy hago en este trabajo de formación, para valorar y poder transmitir a los chicos lo que yo he vivido.

Alguna vez dijiste que hubiese sido importante para vos contar con apoyo psicológico a lo largo de tu carrera como jugador, ¿Por qué?

Tener a alguien que te guíe es muy importante. La familia te ayuda a sobrellevar un momento difícil pero no a saltar un problema si vos no lo ves. A veces no te recuperás de un golpe para superarlo y seguir adelante, sino que te vas hundiendo cada vez más en el problema. Yo futbolísticamente no podía resurgir, no era más el Kuyumchoglu de antes y se convirtió en una presión ser jugador. Tuve mucha cabeza y una familia que me acompañaba, me pude dar cuenta que el fútbol lo iba a dejar yo cuando quisiera, pero no lo disfrutaba. Quizás teniendo una persona al lado que me contenga y me haga ver otras cosas, hubiese sido diferente. Es importante que los chicos cuenten con profesionales que los ayuden a asimilar un problema y vencerlo.

Eso lo llevaste a las juveniles de San Lorenzo, que cuentan con un área de Psicología, en un momento en el que los jugadores tienen aún más exposición y presión que en el pasado…

Es clave para mí. Tuvimos también a una persona que nos daba clínicas de cómo manejarse en las redes sociales, cómo declarar. Hicimos un trabajo en conjunto con el área de Psicología y nosotros también aprendemos, porque necesitamos manejarnos en situaciones que no son las que vivimos en lo cotidiano. Muchas veces necesitamos que nos ayuden en algunas cosas, y eso se los digo siempre a los entrenadores y a los chicos: hay que dejarse ayudar. Ese es el problema más grande que existe hoy, uno no ve quién puede darle la contención que necesita o un consejo diferente a lo que piensa, hasta que se choca con una pared pudiéndola evitar antes.

¿Es posible trasladar los cambios sociales al ambiente del fútbol, como en el caso de la perspectiva de género?

Nosotros, desde nuestro humilde lugar, estamos dispuestos a brindarles a los chicos todos los conocimientos que puedan transmitirles un mejor ejemplo para sus futuros. Hemos tenido clínicas, también los coordinadores y yo, en cuanto a temas de género. Estamos muy pendientes porque los chicos lo viven en sus casas también, han existido muchos casos de violencia de género que logramos sobrellevar con ayuda de profesionales y con las clínicas, que nos indicaron a dónde podíamos recurrir en caso de pasar por situaciones de ese estilo. Si yo no tengo las herramientas para poder ayudar a los juveniles y a sus familias, tengo que tratar de buscarlas para poder solucionar los problemas.

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Son muchísimas las variables que atraviesan el proceso de los jugadores hasta que llegan o no a Primera, además de las condiciones futbolísticas, ¿Cómo se los prepara para todo eso?

Siempre hay que estar atento a todas esas variables que mencionás, que suceden fuera de la cancha. Nosotros los tenemos tres o cuatro horas por día y después, el resto del tiempo, lo utilizan en otros lugares, por eso tratamos de estar pendientes de lo que hacen y dejan de hacer. Yo les digo que Kuyumchoglus hay muchos, pibes que han llegado a jugar en Selecciones juveniles o en la Primera de River, y luego desaparecen sin tener la posibilidad de cumplir con la carrera que esperaban. Lo pasé y por eso busco que ellos traten de vivir todas las etapas, que no se dejen llevar por la marea de las redes sociales o el periodismo. Yo tuve la suerte de salir adelante y hoy estar en el lugar que estoy, poder vivir de lo que me gusta y me apasiona, pero la realidad muchas veces es otra.

¿Qué tan importante es la educación en la etapa formativa, tanto para los futbolistas que llegan a Primera como para los que no?

Lo primero que les decimos a los chicos es que estudien. Uno trabaja de jugador de fútbol una vez que firma el contrato profesional, pero cuando se termina esa carrera no está preparado para transitar lo que viene, que es lo más difícil. No estamos preparados para poder hacer otra actividad que no esté relacionada con lo que hicimos toda la vida. Si no tenés estudios, no te capacitás, no aprendés idiomas o si no tenés una mínima profesión, como tratamos de brindarles acá, no vas a poder sobrellevar lo que viene. La gran mayoría de los chicos no llega a Primera o si lo hace, es en una categoría que no le permite vivir del fútbol. La base de nuestro trabajo está en eso, además de lo deportivo.

Se ve que el trabajo de San Lorenzo en Inferiores no apunta a un resultado inmediato, pero aun así lo consigue, ¿Es ese el secreto?

Quizás es el no volcarles a los chicos todas las frustraciones deportivas que se puedan tener, sino enseñarles que el resultado va a venir si trabajamos de esta manera, sin pensar en ello. Muchos planifican la semana analizando al rival, pendientes del partido del sábado, pero es un partido que podés ganar, perder o empatar. El objetivo es que los chicos se vayan formando, que la Reserva esté conformada por jugadores juveniles como hicimos cuando llegamos al club, que nos encontramos con siete u ocho profesionales jugando ahí. Con Bernardo Romeo decidimos no bajar más futbolistas y Pizzi nos apoyó. Obviamente que a la Reserva le iba bien, ¿pero de que le servía al club? Gracias a ese cambio pudieron jugar Ángel Correa, “Tito” Villalba, Leandro Navarro, Matías Catalán, Gabriel Esparza, que después llegaron a Primera gracias a que se decidió apostar por ese proyecto.

Nombraste a Correa, que cuando llegaste estaba con un pie y medio fuera de San Lorenzo, ¿Qué pasó en ese momento?

Yo lo conocía de Inferiores y él hacía tres meses que no venía al club. Romeo, que recién había llegado, me dijo que Correa tenía un problema en la rodilla pero que no reportaba su situación ni se sabía nada. Lo estaban por bajar de Reserva pero le dije que me lo deje a mí, que sabía que era un gran jugador de fútbol y que lo íbamos a encaminar. Ese día llegó tarde pero tuvo la suerte de que el micro se retrasó y pudo viajar a Mar del Plata. Yo ya lo conocía y el haber manejado a pibes como Lamela o Lanzini me dio la posibilidad de ver a Ángel y compararlo con esos jugadores. Estuvo siete partidos en Reserva, se fue a Primera y explotó. Fue una linda experiencia el haber vivido tan rápido ese proceso de Correa.

En segundos tuviste que tomar una decisión vital, que finalmente cambió el curso de la carrera de Ángel, es un poco eso tu trabajo…

Para eso estamos nosotros. Hubiese sido más fácil sacarlo por tener un mal comportamiento, pero al contrario, traémelo que quiero ver cuál es su situación, por qué reacciona así. Ángel había pasado por momentos muy difíciles por el fallecimiento de su padre, quería hacerle el cumpleaños de quince a la hermana, tenía muchas cosas pendientes en su vida. Yo sabía que iba a lograr lo que logró porque es un pibe excelente, muy humilde.

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¿Qué pasó en el caso de Francisco Bonfiglio y su partida al Villarreal?

El otro día Marcelo Gallardo lo respondió perfecto con el caso de Tiago Geralnik en River, que también se lo llevó el Villarreal. La decisión es de los padres y nosotros como club no podemos hacer nada, y acá fue más o menos lo mismo. Los padres decidieron tener otra vida, nosotros hicimos lo imposible para que se quede pero no pudimos cumplirlo.

¿Es necesaria una regulación por parte de la FIFA para que los clubes locales no queden tan desamparados?

Es que es una vergüenza que un chico de 16 años se pueda ir de Sudamérica y entre allá como un ciudadano, para que los clubes puedan ficharlos sin ningún tipo de problemas. Acá estamos muy desprotegidos, pasó y va a seguir pasando. Lamentablemente, hasta que no cambie la ley en FIFA y se proteja a los clubes sudamericanos de toda esta locura, va a seguir pasando.

En su momento también se hablaba de una salida de Federico Gattoni, pero él te había prometido que se iba a quedar…

Sí, eso fue así. La diferencia es que Bonfiglio estuvo un año y medio en el club y Gattoni llevaba siete u ocho años con nosotros, lo tuve desde Novena. Siempre llamó la atención por su forma de parar la pelota, su técnica, por ser rápido e inteligente. Hoy es una realidad, está en Primera y es un pibe de oro. El club tiene que valorar mucho esa actitud que tuvo de no traicionarlo, más allá de que se podía haber ido mucho más fácil que Bonfiglio. Tuvo sentido de pertenencia y respetó todo el trabajo que se había hecho con él, esas cosas no tienen precio. Para nosotros, eso es fundamental, nuestro objetivo es dejar huella en los chicos y después ellos lo demuestran, como ahora Juli Palacios dentro de la cancha, que da la vida.

¿Qué tan importante es contar con glorias de la historia del club en Juveniles para inculcar ese sentido de pertenencia?

Siempre es importante. Dentro de la estructura seguimos teniendo a “Tito” Carotti y “Toscano” Rendo, que lo tengo que frenar ahora en pandemia porque es de riesgo y quiere venir todos los días, o el “Mono” Irusta en los entrenamientos de arqueros también les vuelca mucho a los chicos. Está Javier Netto, el “Yaya” Rossi, tuvimos al “Pampa” Biaggio que arrancó con nosotros. Además, tenemos muy buena relación con el Recreativo, donde está el “Gringo” Scotta, a quien conozco hace muchos años. La idea es que nos traigan a probar a los chicos del Recreativo, hay muchos casos de jugadores que salieron de ahí o de la escuela de fútbol de San Lorenzo, siempre tenemos las puertas abiertas para todo lo que le haga bien al club.

Hablamos de Gattoni y de Bonfliglio, ¿Qué pasó con Hausch, que estuvo en la mira del Manchester City?

Es lo que te digo, al “Gringo” lo tenemos desde Preinfantiles y vivió todas las etapas con nosotros. En un momento vimos que no se sentía bien, que estaba con palpitaciones o vómitos, y era que le habían venido a hablar del Manchester City y no sabía qué hacer. Era una muy buena oportunidad para él, pero dijo que de San Lorenzo no quería irse, quería seguir en el club y mejorar la situación de su familia, que era bastante complicada. Necesitaba ayuda y San Lorenzo lo ayudó, así que se quedó con nosotros. Siempre depende de muchos factores, a mí después del juvenil me vinieron a buscar del Panathinaikos, pero yo le dije a mi papá que a River no lo iba a traicionar, que ni siquiera nos juntemos. La decisión la tomé yo y mi papá la respetó, y después me compró el Olympiacos. Yo por patria potestad no me iba a ir, era fallarle a River y a todo lo que me había formado. No hay que irse por la puerta de atrás de ningún lado, hay que ser agradecido.

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Imagino que existen miles de cuestiones que pesan al momento de tomar una decisión como esa y que son muchos los padres que buscan que sus hijos sean los “salvadores” de la familia…

Lo peor que le puede pasar a una familia es que el hijo sea el sostén, la responsabilidad que conlleva eso es muy pesada psicológicamente, se invierten los roles. Cuando los chicos se van al exterior, si su carrera no funciona, tampoco lo hace la economía familiar. Tienen una mochila que es insostenible, no sé si a alguno de los que se fue así le fue bien para lo que pintaba acá. No es fácil para un pibe de 16 o 17 años ser el sostén ni aunque se quede en el club, por eso muchas veces aparecen las lesiones. Las presiones las muestran por algún lado, a mí me pasaba muy claro. Es una realidad y hoy mucho más que en mi época.

¿Cuál es tu opinión respecto al presente de los juveniles en el plantel del Primera?

Los juveniles están preparados para jugar, pero depende mucho del contexto. En River, por ejemplo, hoy es más viable que los chicos rindan al cien por ciento de lo que rendían en Inferiores. La situación no está para acompañar un proceso de todos juveniles y hay que ayudar a los que más se destacan a que logren esa confianza que tenían y puedan desarrollarla en Primera, como en el caso de Julián Palacios, Gattoni o Herrera. Falta consolidar a Alexis Sabella, a Siro Rosané, a Francisco Flores, a Alexander Díaz, pero yo no creo que muchos clubes tengan en la actualidad tantos juveniles que jueguen o vayan al banco de Primera.

Bernardo Romeo, en su momento, recibió muchas críticas por su labor como manager, ¿Cuál es tu opinión de su paso por la institución en esa función?

“Berni” estuvo entre cinco o seis años, para mí hizo un trabajo excelente. El club estaba pasando un buen momento, hasta 2015 seguimos ganando cosas, fue un proceso muy bueno y hay que valorarlo. Romeo era muy importante para el proyecto de juveniles, siempre nos tenía muy en cuenta y tuvimos un intercambio directo con él. Obviamente, una vez que una persona así deja el cargo, es muy difícil que se la pueda reemplazar. Después de una etapa sin hacerlo, el club llevó a Hugo Tocalli a la Secretaría Técnica junto a dos glorias como el “Pipi” y el “Beto”, en lo que me pareció una decisión acertada, para poder emprender un nuevo camino. Tenemos muy buena relación con todos, veremos qué pasa en el futuro con las decisiones que se tomen.}

¿Cómo afecta al área juvenil la partida de Tocalli?

Es una persona a la que traje al club, a la que quiero mucho y considero un maestro. Le dio mucho a Juveniles y Reserva, pasó por todos los cargos. San Lorenzo va a sentir su partida, tener un visionario como él, una persona que le ponía el lomo al día a día, era muy importante. Pero bueno, acompañaremos a quien venga para conseguir lo mejor para el futuro de la institución, que es lo que deseamos.

Muchas veces dijiste que no te interesa ser entrenador de Primera División, ¿Cuáles son los motivos?

Hay muchas variables, a mí el bichito del técnico me encanta, pero hasta Reserva. En Primera no es algo que me motive porque se acaba lo formativo y eso es lo que me apasiona, el intercambio que tengo con los chicos, las bromas. Te dan vida, te dan una energía que no te la da nadie. No quiero perder eso, es algo vital en mi vida, yo los trato como si fueran mis hijos. No sería feliz, me saqué la mochila de ser jugador de fútbol en ese momento, que era un peso enorme, no quiero pasar por lo mismo. Ahora, si me armo un equipo de todos los pibes que tuve, sí, es la única manera. Al menos con siete u ocho jugadores que conozca, que me defiendan en la cancha y que aparte sean docentes con los futbolistas que vengan, que les enseñen a disfrutar de esta carrera.

Antes hablamos de sentido de pertenencia. Sin ser hincha de San Lorenzo, te hiciste socio y Socio Refundador, ¿Por qué compraste el metro cuadrado?

Socio me hice apenas asumí acá, en agradecimiento al club por lo que me estaba dando, por cumplirme el sueño de tener Reserva, Juveniles e Infantiles, de poder desarrollar un proyecto integral. Y después, cuando salió la posibilidad de colaborar con la Vuelta a Boedo, me sentí obligado a devolverle a la institución lo que me dio. Me pareció algo loable para una causa tan linda como la pelea de los hinchas por volver a tener la cancha. El hincha lo necesita, quiere eso. Aparte, si bien estaba del lado de en frente, cuando ustedes cantaban “Soy de Boedo” era la que más se sentía, se me ponía la piel de gallina (Risas). Lo viví, los vi, cuando San Lorenzo estuvo en la B miraba más a la gente que los partidos. La inventiva, la murga y el carnaval, yo creo que lo tiene la hinchada de San Lorenzo y no lo tienen otros equipos.

Por Federico Giannetti

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